A Arredondo se la conoce como la Capital del Mundo por la cantidad de indianos que emigraron a América y, cuando ya contaban con una importante fortuna, volvían y se daban cita en el pueblo.
A 45 kilómetros de la capital cántabra, por él transcurren dos ríos: El Asón y el Bustablado.
Andoni y yo quisimos subir hasta la ermita de los Mártires del siglo XVI, aún a sabiendas de que estaría cerrada, porque nos encanta ver los pueblos desde lo alto, en este caso desde el barrio de La Maza.
La iglesia de San Pelayo es un templo inaugurado en 1860 que fue edificado por iniciativa del indiano Antonino Gutiérrez Solana.
El edificio es imponente con su pórtico de cuatro columnas pero, sin duda, lo más original es la torre de campanas, separada unos metros de la iglesia y construida en forma de faro. Cuentan que el indiano solicitó la torre muy alta para poder ver el mar desde aquí.
A pesar de que lo visitamos en agosto, en Arredondo se respira esa paz y tranquilidad de los pequeños pueblos.
Realmente, muy aconsejable su visita.
FOTOS: ANDONI RENTERIA.