FARO DE SANTANDER

En este mismo lugar, antes de construirse el faro, ya se hacían señales a los barcos: de día con banderas y de noche con hogueras.
Este faro llamado de Cabo Mayor o de Bellavista, se encuentra al norte de la ciudad de Santander desde agosto de 1839.


En 1877 fue el primer faro de España en utilizar aceite mineral como combustible.
Su altura focal es de 91 metros desde el mar y 30 desde la base del terreno.
En el año 1935 se le añadió un edificio como vivienda del farero que fue habitado hasta 2001, fecha en la que se acondicionó para acoger el Centro de Arte Faro de Cabo Mayor.


De martes a domingo se puede visitar de manera gratuita una exposición permanente de faros en las que muestran desde miniaturas hasta cuadros y demás objetos relacionados con los faros.


Sin duda, merece la pena acercarse hasta aquí y pasear por su entorno.
FOTOS: ANDONI RENTERIA.

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FARO DE AJO

En el año 1921 se creó el proyecto de un faro en el Cabo de Ajo que comenzó a construirse siete años después. Fue el Ayuntamiento de Bareyo quien insistió en su edificación tras tres naufragios consecutivos, siendo inaugurado en agosto de 1930.
Desde 2015 y, por un euro que cuesta la entrada, se puede visitar durante el verano la finca del Faro de Ajo, que cuenta con 17 hectáreas de superficie, y pasear por los senderos sobre el acantilado.

Al entrar te entregan un mapa de la zona y una pulsera que acredita tu visita.

Durante el recorrido se puede hacer uso de los catalejos situados para observar las aguas del Mar Cantábrico o las aves que sobrevuelan la zona para deleite de todos los visitantes.

Este lugar se ha convertido en un gran atractivo turístico, como lo demuestra la cifra de 30 000 personas que cada verano pasean por aquí.


Espero que os sirva como idea de una nueva excursión.
FOTOS: ANDONI RENTERIA.

PUENTE VIESGO, MUCHO MÁS QUE AGUAS Y CUEVAS

Puente Viesgo se extiende por las dos márgenes del río Pas en la comarca de los Valles Pasiegos a poco más de treinta kilómetros de Santander.

Su población no alcanza las tres mil personas; aunque en verano, como en todos los pueblos cántabros, aumenta considerablemente su población.

Este municipio es muy conocido por su balneario. Ya en el siglo XVIII existían casas de baños termales cuyas cualidades terapéuticas eran valoradas por mucha gente.

Actualmente, el complejo hotelero ha sido reformado y ampliado con grandes jardines y magníficas instalaciones.

En el centro del pueblo dos edificios históricos llaman la atención del visitante.

La Iglesia de San Miguel tiene su origen en el siglo XVII construida sobre los restos de otro templo anterior. A mediados del siglo XX fue reconstruida tal y como la vemos hoy en día.

A pocos metros, se encuentra el Ayuntamiento, ubicado en el Palacio de Fuentes Pila rodeado de una gran variedad de árboles y flores.

Frente a la Casa Consistorial nos encontramos la vía verde con una longitud de 34 kilómetros, antiguo trazado del ferrocarril que funcionó hasta el año 1973 y cuya antigua estación alberga un centro de interpretación.

En el exterior, la locomotora Reyerta, nos recuerda un pasado reciente en el que el tren era utilizado para desplazarse por la comarca.

Quien llega hasta Puente Viesgo no deja de admirar su rio Pas, con sus aguas frías pero muy limpias, donde además de pasear por su ribera o darte un chapuzón puedes observar truchas o renacuajos.

En el monte Castillo existen cuatro cavidades, dos de ellas visitables: la cueva del Castillo y la cueva de las Monedas. Muchos turistas llegan hasta aquí con el deseo de comprobar cómo era la vida hace 150 000 años.

Desde el aparcamiento, la vista del pueblo es inmejorable.

Como siempre, Andoni y yo os recomendamos una excursión al pueblo, sus cuevas y la comarca en general.

FOTOS: ANDONI RENTERIA