En el año 1921 se creó el proyecto de un faro en el Cabo de Ajo que comenzó a construirse siete años después. Fue el Ayuntamiento de Bareyo quien insistió en su edificación tras tres naufragios consecutivos, siendo inaugurado en agosto de 1930.
Desde 2015 y, por un euro que cuesta la entrada, se puede visitar durante el verano la finca del Faro de Ajo, que cuenta con 17 hectáreas de superficie, y pasear por los senderos sobre el acantilado.
Al entrar te entregan un mapa de la zona y una pulsera que acredita tu visita.
Durante el recorrido se puede hacer uso de los catalejos situados para observar las aguas del Mar Cantábrico o las aves que sobrevuelan la zona para deleite de todos los visitantes.
Este lugar se ha convertido en un gran atractivo turístico, como lo demuestra la cifra de 30 000 personas que cada verano pasean por aquí.
Espero que os sirva como idea de una nueva excursión.
FOTOS: ANDONI RENTERIA.